martes, 17 de marzo de 2009

Cartas de Amor

En vista de que las clases ya comenzaron, estuve en la fatigosa y extenuante, pero necesaria, tarea de limpiar mi cuarto.


Esta tarea consiste básicamente en hacer de mi dormitorio, un lugar más habitable, desempolvar mis separatas, rescatar mis libros preferidos de las hambrientas polillas (y también los “no preferidos” entendiéndose por estos últimos, los necesarios libros de Derecho), devolver a la biblioteca los libros que “devoré” sin misericordia este verano, hasta empacharme.

En pocas palabras, seleccionar y ordenar lo que me servirá y utilizaré el próximo ciclo.
Hago una especie de ceremonia pagana en la cual trato de “recargar” mi cuarto con las energías positivas del nuevo ciclo. A la vez que acompañado de mi madre, espantamos a las malas vibras (entiéndase “malos espíritus.”)

Además de barrer, trapear y encerar los pisos hasta que brillen como espejos. Tengo que dejar todo limpio para que entre mi mamá con su “arsenal” (que consiste en botellas de gaseosas de 3 litros cargadas de agua bendita) y se ponga a bendecir todos los rincones de mi habitación, rezando un sinfín de “padrenuestros” y credos.

Finalmente, mi mamá (no sé si por molestarme o por su inquebrantable fe) termina con bendecirme, rociándome (o mejor dicho bañándome) en agua bendita.
A mi especialmente me molesta estos actos, pero prefiero aguantarlos porque si contradigo a mamá en cuestiones de fe, sé que terminaré perdiendo y ganándome, además, un resondro en el confesionario del Padre Manuel, pues mi madre es una fiel aliada del sacerdote.

Pero creo que es bueno ganarme algunos puntos “bonus” con Dios, ya que últimamente me paro portando muy mal con él (hasta he llegado al punto de considerarme agnóstico y semi-ateo). Creo que el agua bendita trae sus frutos; quizás por eso salgo aprobado en todos los cursos al final del ciclo.


(…)
A un lado veo examenes, prácticas, mi agenda del año pasado, boletas de la mensualidad de la Universidad, las infaltables separatas, montones de papeles y cuadernos gastados y sin hojas en blanco que trato de guardar en voluminosas y grandes cajas de cartón, así como mis fotos que después tratare de ordenarlas en un álbum que aún no he comprado.




Estaba por echar todos aquellos montones de papeles a la basura, cuando descubrí, confundido entre ellos, un sobre multicolor adornado con cintas rojas y corazones. Reconozco inmediatamente lo que es: una carta, jamás enviada escrita por mí hace no muchos años, quizás en segundo de secundaria.

En el nombre del destinatario, aún se podía leer el nombre de Mónica, escrito con el lapicero de marca Parker de mi papá.





Me pongo buscar en ese montón de papeles y encuentro el sobre donde están todas las cartas que guardo como un tesoro: las cartas de amor que nunca envié o que me fueron enviadas (aunque ustedes no lo crean).
Empiezo a recordar los nombres de algunas de las destinatarias de aquellas cartas que nunca llegaron a saber que eran dedicadas para ellas.




(…)
No sé la razón exacta porque escribía cartas de amor y no las entregaba; tal vez porque yo no me atrevía a hablar a las chicas de ese tema que, para mí, era un tabú y por la desconfianza e inseguridad que sentía de mi mismo y me consolaba escribiendo las cartas que algún día, lleno de valor, según yo, las entregaría.


O creo que son rezagos de alguna costumbre romántica que se me quedo grabada por leer algún libro escrito de algún escritor despechado o “descorazonado” por la mujer que amó. Quizás el escritor no pudo ni imaginarse que en un futuro existirían el chat ni el Messenger ( grandes herramientas tecnológicas, pero a la vez, son grandes "asesinos en serie" de las cartas , tarjetas, notas de amor usados por los últimos románticos .

Hasta el día de hoy veo a chibolos quinceañeros hasta manganzones veinteañeros enamorando o “mandándose” a chicas por el Messenger.




Aunque puede ser también un trauma que vivimos, mis compañeros del colegio y yo, cuando cursábamos primero de secundaria. Cesar, compañero nuestro, no muy bien dotado físicamente cayó profundamente enamorado de Pamela W. Esta chica no solamente era la más codiciada de nuestro salón, sino también del colegio entero y, por ende; estaba negada para nosotros por ser los más pequeños. Ella solo podía estar con chicos de tercero o cuarto.


Cesar le mandaba a Pamela W, a vista y paciencia de todos, cartas de amor a montones, le acribillaba de frases románticas, poemas etc.


Convirtiéndose, Cesar y Pamela W. la parejita más clásica y popular de salón. Cosa que a Pamela W. no le gustaba que le molestasen con aquel retaco, feo, trinchudo y , para colmo de males,chinche.
Así fue durante muchos meses hasta que Pamela W. ya no pudo tolerarlo más.
La gota que derramo el vaso, fue una carta que Cesar le envío en plena clase de Historia Universal.




Entonces Pamela histérica se paró, y se fue de frente a la carpeta de Cesar y en delante de toda la clase, hizo añicos su carta y se le lanzó a la cara, como si fuera pica pica. Gritándole que ella no quería nada con él, aunque fuese el último hombre en la tierra. Hasta el profesor se quedó mudo y asustado.
El corazón de Cesar se hizo añicos junto con su carta, sus ilusiones y sus ganas de vivir.


Desde ese trágico día Cesar se volvió una especie de autista, creo que fue el primer "emo" en el mundo.

Hubo versiones que se trato de suicidar ese mismo día, tirándose por la costa verde, otros dicen que lo vieron merodeando por el puente Villena, pero no fueron más que leyendas urbanas.

(...)

Debo también confesar que, yo, al principio pensé iniciarme en la poesía, es más; con mi gran amigo Diego conversamos alguna vez la posibilidad de abrir un Blog de literatura, especializado en poesía, pero todo quedó en palabras, pues intenté escribir poemas y fracasé rotundamente.

Liberé al seudo-poeta que dormía en mí, pero creo que nunca le llegó la inspiración. (Imagínense que escribía el mismo poema a todas las chicas que me gustaban, claro que con algunas variaciones).




Pero no hay cosa o sentimiento que se pueda expresar en un bonito gesto, como recibir una carta de amor o como recibir flores. Supongo que a todas las chicas les gusta recibir cartas de amor, también supongo que las guardan celosamente (aún tengan las mayores faltas de ortografía de la historia o que haya sido escrito por el chico más “ganso” de la clase) como un lindo recuerdo de alguien que, seguramente, marcó su vida con exquisitos detalles.




(…)
Hoy Mónica (la chica a la que estaba destinada la carta) está casada con un chico de mi mismo colegio, dos años mayor que nuestra promoción, y juntos tienen un hijo que ya juega fútbol.

Siempre me preguntaré qué hubiera pasado si le hubiese dado las cartas, siquiera solo a una, de aquellas chicas. ¿Quizá, hasta podría haber cambiado su destino? prefiero y será mejor ignorarlo…

¿Ustedes qué opinan?




NOTAS IMPORTANTES :
Encontré debajo de mi ropero mi disco perdido, hace meses, de Mikel Erentxum, el ex vocalista de la legendaria banda española DUNCAN DHU; cubierto con muchísimo polvo y telarañas. Aquí les dejo con un tema relacionado con el tema “CARTAS DE AMOR.”


VIDEO DE LA SEMANA:

Esto va dedicada para lo "playeros". ¿Te resulta familiar? Con la colaboración del gran Diego, para que se vayan despidiendo al verano...

















miércoles, 4 de marzo de 2009

De vuelta a clases

Viendo desde la ventana de la biblioteca familiar, la agonía de los últimos días de carnaval y de las vacaciones veraniegas. Ya la gente que empieza a retornar de los diferentes balnearios donde pasaron las vacaciones.



Me pongo a pensar en hallar una relación de analogía, que tiene las vacaciones con la arena. Llego a la conclusión que existe una relación entre ambas.


Que se entiende de la siguiente manera:


Cuando cogemos un puñado de arena, esta discurre por nuestras manos tan suavemente que no nos damos cuenta que ya no tenemos nada en las palmas de las manos. Lo mismo sucede con las vacaciones; ya que cuando salimos de vacaciones perdemos la noción del tiempo; es decir, creemos tener tanto tiempo libre que no sabemos qué hacer. Pero, poco a poco, el tiempo se nos va resbalando de las manos.

Es irónico. No nos damos cuenta hasta que nos percatamos en que ya se terminan; como todo en esta vida. Todo tiene un final.
Las cosas buenas parecen que duran menos, cuando te das cuenta ya pasaron (como los carnavales).

[Este año no sentí los carnavales y me siento culpable por dejarlo pasar sin aprovecharlo.]
Cada uno de nosotros sabe, muy bien, si todo este tiempo de vacaciones lo hemos aprovechado para bien, para mal o para nada (eso nos lo dirá nuestra conciencia. Lástima que no podemos engañarnos a nosotros mismos).



(…)
Empezará un nuevo ciclo que es equivalente a un borrón y cuenta nueva en mi vida estudiantil.
Vendrán las aburridas y tediosas clases; así también, las acostumbradas y sorpresivas prácticas, parciales, asignaciones, monografías, exposiciones y los temibles finales. (Volverás a tomar dos latas de Red Bull en serie y diarios para “pasar” esos terribles exámenes.)
Pero analicemos y recordemos los diferentes aspectos) de este, siempre terrible e inevitable, dilema:
Te reencontraras con tus amigos de la Universidad, Instituto, academia o colegio; volverás a levantarte al primer sonido de la alarma; volverás a ver a la chica linda de la Universidad (que no sabe que existes, pero, tú, desde que ingresaste intentas ‘hacerle el habla.’); volverás a asistir asiduamente a las, ya famosas, “Chupetas de confraternidad” con tus ‘patas’ de la Facultad (francamente ya las echaba de menos), así como a los “tonos rave” con entradas de cortesía.

Tendrás que leer los enormes volúmenes de libros ante la amenaza de “jalar” (no tengo en nada contra la lectura, es más me considero un amante de ella, pero díganme si no es aburrido leer los libros de Filosofía. Sorry Kant, Platón, Sócrates, Descartes, Savater,Wittgenstein y demás colegas).

Volverán las amanecidas en casa de tus patas estudiando y miles de cosas que se volverán inolvidables (como lo rico que es embriagarse con vinos baratos y "destruyehígados" en un parque público o en una playa, con tus mejores patas).


Volverán los "chanconcitos" y su memoria, que más parece ser WIKIPEDíA.

Y, como olvidarlo, volverán los odiosos, los rechazados, los "chupamedias". Más conocidos como los "sobones", más dispuestos que nunca (son capaces de la peores bajezas), contra todos, por un puto y miserable punto en el promedio final.

A mi punto de vista personal, en la facultad de Derecho debería de hacer un campaña CONTRASOBONES, ya que estos proliferan por sus pasillos y parece que cada vez es más contagioso

Pero esto es lo que vemos durante el ciclo.





No obstante me concentraré, particularmente, en narrarles como lo pasaba en el primer día de clases, para no salirnos del tema de este post.


(…)
Recuerdo que cuando estaba en la escuela (desde que tenía seis u siete años) me gustaba, en especial, el primer día de clases.


Ya que tenía la esperanza de que al comenzar el año escolar viniera, así como en las películas (maldigo esas películas llenas de un romanticismo más bobo, hasta ahora me asombro y no me explico como yo me creía eso), aquella niña hermosa. La chica de mis sueños. Caída por suerte en mi mismo colegio.

Esperaba y esperaba, cerca de la puerta del salón, viendo pasar a la misma gente conocida, los mismos amigos y una que otra cara nueva.

Quizá porque en ese entonces yo creía en el amor verdadero y eterno. En aquel que llega sin proponértelo, inminente, imprevisible, perfecto (¿primer amor? Definitivamente no, pero muy parecido).


Y no retiraba la mirada del patio manteniendo firme esa creencia (nada lógica, por cierto) que de un momento a otro apareciera en el umbral de la puerta, aquella ninfa que sería mi alma gemela, mi otra “mitad” con su carita angelical tímida y delicada, asustada, quizás. Pero no aparecía.

El día siguiente (o segundo día de clases) de nuevo, hacía lo mismo. Solo con la diferencia de que la ilusión había mermado un poco. Y así todos los siguientes días, claro, que mientras más días pasaban, menos eran mis esperanzas. Hasta que al terminar las clases de la primera semana me resignaba a pasar un año más sin ‘lindos motivos’ para querer regresar al colegio. Se podían imaginar ustedes mi frustración.

Maldecía, en mi mente, a mis vecinos que después de la “pichanguita” de los sábados, comentaban sobre las nuevas chicas lindas que recién se habían matriculado en su colegio.

Llegue a convencerme, en ese entonces, que yo y mi salón estábamos malditos, que alguien, en venganza (supongo), nos había hecho un conjuro de magia negra que nos condenaba a pasar la vida escolar ; sin tener chicas lindas en nuestro querido salón (con el perdón de las chicas de mi promoción, esto no quiere decir que ustedes no eran bonitas, lo que pasa es que ustedes ya estaban más ‘ocupadas’ en besuquearse con sus enamorados que eran los chicos de grados superiores que conformaban casi todas las selecciones de los diferentes deportes en que competía nuestro colegio.)

Es más, debo confesar que hasta ahora, cuando comienza un nuevo ciclo (ya sea de la Universidad, por ejemplo) me siento cerca de la puerta esperando, que ahora sí, llegue la chica de mis sueños. Todavía no me resigno. Creo que, ahora sí en este ciclo, me cobraré la revancha.

NOTAS IMPORTANTES:

Ahora, que faltan escasamente semanas (2 aproximadamente) para volver a las aulas, empiezo, ya a echar de menos las vacaciones.
Me voy con la conciencia tranquila ya que estas vacaciones terminé trabajando en una pequeña editorial (la editorial de mi viejo). Donde fui explotado, pero me sentí productivo.


Felicitar a mi primo Lucho que “agarró” una beca para estudiar Medicina en Cuba y se quitará en el transcurso de esta semana. Espero que cuando vuelvas, en las próximas vacaciones, me enseñes los pasos secretos de la salsa.


El video que colgaré a continuación es de los FABULOSOS CADILLACS que hace poco estuvieron de visita por nuestro país. En esta oportunidad el gran Vicentico nos deleitara con la canción CARNAVAL. En honor por perdérmelo este año.





VIDEO DE LA SEMANA
Está a cargo de Sprite (“las cosas como son”)
y va dedicado al clásico profesor "cagavidas"...