Nuevamente, con su kilométrico manto floral, llegará la primavera (estadísticamente, según el Senamhi y el calendario, se supone que ya llegó). Muestra de esto son los últimos días acompañados del sol, que se interpreta como una invitación al relax y al ocio.
Primavera, estación en la cual Cupido, irresponsablemente, deja su temido arco y sus peligrosas flechas “envenenadas” de amor para que juegue el azar; y este, como si fuera un simio ciego, empieza a jugar disparando a diestra y siniestra, a quemarropa, sin compasión, sin medir los peligros; muchas veces a traición y nosotros, los simples mortales, que somos los “blancos perfectos” de las flechas, pagamos injustamente con creces la consecuencias de estas “travesuras”.
Creo, por esta razón, que la primavera es la estación cómplice del amor, de los jóvenes, de los enamorados, de las flores, mariposas y demás bichos que zumban y viven del néctar que producen aquellas. Quizás, por ese motivo, cree que tiene el derecho de demorarse.
(…)
En el colegio, yo era el clásico chico educado; además de ganso, tímido y ahuevado.
Mi vida transcurría con mucha volubilidad templándome de chicas, en ese entonces, inalcanzables, lindas, lejanas, agrandadas y engreídas.
Aquellas ninfas negadas desde ya, por diversos motivos –por citar algunos ejemplos-- tenían enamorado, (casi por lo general, chicos mucho mayores que yo en ese momento, incluso universitarios); o me veían como el clásico “amigo-confidente” (según algunas de ellas porque les “inspiraba confianza”); o simplemente no me imaginaban como su flamante enamorado.
Aunque también hubo de aquellas malvadas que hicieron creer a medio colegio que yo era “raro” (o sea gay).
Felizmente que esto no llego a oídos de mi madre, una respetadísima señora católica ultra ortodoxa, que se autoproclama conservadora de las buenas costumbres y la moral.
Si se hubiese enterado lo que se especulaba de su preciado hijo; estoy seguro que le hubiera dado un paro cardíaco. No sin antes haber exigido a mi padre que me bote de la casa y me quite el apellido.
Como felizmente no sucedió esta parte de tragedia sigo gozando del especial cariño de mi madre (y, supongo, también de Dios) y, cómo no, del abolengo y estirpe de mi familia.
(…)
Lo fundamental es que estas beldades de chicas conformaban mis amores platónicos en mis afiebradas y libidinosas noches, cuando una mano consoladora, tibia y traviesa, se escabullía y se perdía entre las sabanas suavemente. Eran sus nombres los que susurraba, la imagen de sus rostros y sus curvilíneos cuerpos los que se dibujaban en mi mente, como si se trataran de diosas griegas ebrias de lujuria.
A decir verdad esto casi no ha cambiado mucho en mi vida. Pues la mano ya no se pierde entre las sabanas, tan seguidamente, como antes, en las noches.
Además ahora puedo “acosar” a colegialas de quinto de secundaría; seducir y corretear, sin vergüenza alguna, a “cachimbas” o universitarias de primeros ciclos que apenas acaban de tramitar su D.N.I.
(…)
Como se imaginaran, por aquellos años escolares, yo no era el único que sufría viviendo amores febriles en silencio y de noche.
De entre toda mi patota de amigos y compañeros aguantados, "arriolas " (o arrechos) que vivían, como yo, con las hormonas a punto de hervir, cabe resaltar uno de ellos.
Mario Flores, o simplemente Flores para los amigos, casi le sucedía lo mismo. Se enamoraba de chicas lindas y sufría porque estas pasaban por su vida sin darle ninguna chance, ni un cuarto de bola; es más, ni lo miraban siquiera.
Flores era uno de los chicos más románticos, soñador y férreo defensor del “amor verdadero” que conocí en mi vida. La naturaleza no lo doto de una apolínea figura, era más bien bajito, enclenque, muy trigueño (cobrizo), mas poseía un especial talento: le caía bien a todo el mundo, era el clásico “amigo de todos”.
Hay una frase que utilizan aquellas personas que se juran no discriminadores, pero dividen a las personas en gente linda (entiéndase con este término a las chicas y chicos “nice”, pintones, platudos y regios. Los “maso” (más o menos, ni mucho ni poco, personas comunes y corrientes). Y los “buena gente”(los chicos y chicas que son, en este caso, como Flores). Esto era muy común escuchar cuando hablaban de él, sobretodo, en los baños de chicas del colegio. Los comentarios sobre Flores terminaban con una gélida voz, como si fuera una sentencia, “es solo buena gente”.
(…)
Él, a punta de perseverancia y una grandísima paciencia, se ganaba rápidamente la amistad y aprecio de las féminas. Tanta confianza le llegaban a tener que fue “nombrado” (y apodado) oficialmente por todos como “Cupido cholo”, “chasqui de amor” o “Doctor Corazón”. Resultaba curioso, pues el no había tenido ninguna enamorada; sin embargo, aconsejaba como la experiencia misma en persona.
También hacía las veces de pañuelo de lágrimas, de cartero (entregaba cartas de amor, claro), de recitador y compositor de poesías suicidas, de trovador experto en unir corazones solitarios; además de” ayudar” y ser una especie de cómplice que fijaba y “arreglaba” con las citas a chicas y chicos tímidos.
Nosotros, mis amigos y yo, habíamos escuchado muchas historias sobre Flores, historias que hacían dudar, muchas veces, de su sexualidad; por eso, preferíamos mantenernos al margen, lejos de él y su séquito de hermosas damiselas, aunque muchas veces recurríamos a él, con el rabo entre las piernas, para que nos presentara a alguna chica que nos interesaba y nos quitaba el sueño, ya que tenía amigas por montones y, por si fuera poco, conocía los secretos más oscuros e íntimos de todas ellas.
Cosa que envidiábamos.
(...)
Flores aprendió y acumuló mucha experiencia, pero lo que ignoraba totalmente le llego de una manera brutal, inesperada, violenta...
(...)
[This history will continue ...]
NOTAS IMPORTANTES
Acabo de resolver el problema de mi computadora. Después de gastar modestas sumas de dinero y luego de mil y una aventuras por la avenida Wilson, debo decir que esta bitácora cibernética ha vuelto RECARGADA.
Esta es la razón por la cual decidí cambiar el formato de algunas historias como esta. Como es un poco larga, me vi en la necesidad de partirla en dos partes. Con la intención de que, ahora sí, me lean.
Espero sus comentarios, así como su opinión de este nuevo estilo.
Ahora me despido con esta canción muy alegre y pegajosa; que viene con lo mexicanos CAFÉ TACUBA (que hace poco estuvieron de visita por estos lares). Sin más preámbulo a continuación les dejo con el tema LAS FLORES con referencia a esta estación (y también al apellido del protagonista de esta historia).
6 comentarios:
Mmm la prima"vera" causando estragos??amor primaveral a la vista?? qué pena lo de tu pc, ojalá se arregle xq no hay como postear desde tu casa. Saludos con frío
Jaja Arrivederchii suena a un chokeyfuga pero en italiano xD, sperando el Post :)
Qué será, qué será??? =)
jajaj
a t dije buska en mi blogger hay una pista muy importante tienes q ver!!!!
en fin no se -.-
q pista uhmm
-.- es q
paa q quieres saber quien soy?
:D
tan bien q nos llevamos a si ^^
jajajaja
a ver como t va con esta pista mi nombre comienza con M
xD
^^ bueno ¬¬ no se yo no quiero q sepas quien soy jijiji
es tan emocionante así
bueno nada besos ^^ cuídate nos vemos
No entendi el comentario anterior al mio, aunque si lo entendi algo pero me parecio graciosisimo, jajaja. Bueno y arriverderci, no es arrivererci o algo asi como suena...uhmmmmm, uhmmmm, pero si como dice MCEUH, suena mas bien a chibolo arrechin...
Esperaré con ansias la 2da parte xDDDDD
Publicar un comentario